Voces de la resistencia / Voices of Resistance, José Bañuelos-Montes & Sally Perret
$20.00
¿Quiénes son estas poetas? Mary Grueso Romero, Dionicia Moreno Aguirre, Lucrecia Panchano, Mirian Díaz Pérez, María Teresa Ramírez Nieva , Lorena Torres Herrera y María Elcina Valencia Córdoba. Todas proceden de la región colombiana del Valle del Cauca y representan a varias generaciones de escritoras. De hecho, sus poemas, desde «Siete» de Mirian Díaz Pérez, «¿Afríca, te vas?» de María Teresa Ramírez Nieva, hasta «Samba soy» de Lucrecia Panchano, defienden un movimiento feminista que busca afirmar su autonomía, para (re)construir su identidad y mostrar el conocimiento intelectual femenino como requisito previo para la producción literaria. Mientras muchos de los poemas de la antología tienen un tono festivo, varios invocan inquietudes históricas que subrayan los sufrimientos de las comunidades afrocolombianas en el litoral de las regiones costeras del Pacífico, los abusos de los derechos civiles, el feminicidio, el desplazamiento forzado y los problemas ambientales. Poemas como «No llores manito» por Mary Grueso Romero y «La guerra quiere retirarse» por María Teresa Ramírez Nieva reconstruyen la realidad de la opresión y el ostracismo en la comunidad afrocolombiana que anunció el pathos literario del siglo XX, como el escritor afrocolombiano Manuel Zapata Olivella. En 2016, varios escritores, entre ellos Grueso Romero y María Elcina Valencia Córdoba, formaron parte de un proyecto que sirvió para integrar las condiciones de mujeres negras en Colombia a través de un punto de vista ecofeminista, junto a otros, como Zapata Olivella, cuya temática se concentra en las intersecciones de las mujeres y el medio ambiente natural, exponiendo una preocupación persistente por las incongruencias ecológicas en las comunidades afrocolombianas, como he argumentado anteriormente.
De hecho, Voces de la resistencia: Una antología bilingüe de poetas afrocolombianas marca un triunfo para el discurso feminista de la mujer negra. La llegada tardía de las poetas afrocolombianas al escenario internacional es el resultado de múltiples factores, incluyendo la subyugación femenina en una sociedad androcéntrica y patriarcal y, quizás, una cuestión de silenciamiento hacia las mujeres negras. Este «silenciamiento» de la voz femenina es similar a la situación de las mujeres que escriben desde África. En un estudio sobre escritoras africanas, Obioma Nnaemaka destaca que la ausencia de la voz de mujeres negras altera la continuidad histórica de la mujer como depositarias de la mitología y la tradición de la humanidad. «Women were not only performers and disseminators of beliefs, cultural ideals, and personal/collective history, but also composers who, sometimes, transformed and re–created an existing body of oral traditions in order to incorporate woman–centered perspectives» El rol tradicional de las mujeres negras como depositarias de la historia no se pierde en las poetas afrocolombianas. No es sorpresa que María Teresa Ramírez Nieva se apropie de la figura del griot africano en su poema «Gritos contadores de historias africanas» o que Grueso Romero declare en su poema «Negra soy» y,«yo vengo de una raza que tiene una historia pa’contá.». Claramente, la oralidad fue el modo de producción de conocimiento que atravesó el Océano Atlántico con millones de hombres y mujeres africanos. En el siglo XXI, estas poetas están proyectando sus ideales culturales e informando al lector que los descendientes de africanos siguen siendo los guardianes de la importante historia de América Latina. En sus poesías está la ventana, que según Richard Jackson, le ofrece una perspectiva oculta y única a Latinoamérica.
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